sábado, 6 de octubre de 2012

Las tecnologías de la información y el traductor



El oficio del traductor existe desde tiempos inmemoriales. Este aún sigue en vigor y ha soportado los distintos cambios de las sociedades en cada una de las etapas históricas. No ha podido ser posible si no fuera por la adaptabilidad que ha tenido esta profesión a los nuevos tiempos. Con esto me refiero a que la traducción ha ido adaptándose para seguir de cerca la constante evolución de la ciencia y la tecnología.
El traductor siempre se ha servido de todas las herramientas disponibles para lograr el correcto trasvase entre lenguas. Resulta francamente curioso cómo en este tipo de ocupaciones el recurso utilizado para alcanzar el producto final  no es ningún otro que el conocimiento. No existe ningún utensilio físico para traducir, las herramientas de las que se necesitan disponer son numerosas y muy diferentes (diccionarios, tesauros, textos paralelos, glosarios... de cualquier campo del saber). Para tener en sus manos esta vasta cantidad de herramientas los profesionales de la traducción deben tener acceso a la información.
Desde la antigüedad hasta a día de hoy se ha ido recopilando todo un material en soporte físico que puede ser utilizado para la traducción. Para conseguir la información había que desplazarse hasta librerías o bibliotecas. En la actualidad, internet ha hecho posible la obtención de la información sin necesidad de desplazarse. Desde cualquier punto se puede acceder a toda una serie de datos que pueden ser utilizados desde para encontrar un término de la lengua meta hasta para elaborar todo un glosario terminológico. Asimismo, gracias a este nuevo y desarrollado entorno tecnológico se han diseñado programas específicos que sirven de auxiliares para la labor terminológica (memorias de traducción, programas de terminología…). Para muchos, la otra cara de la moneda son los programas o plataformas de traducción automática que insisten en desechar la traducción humana. Por suerte, esto último no es cierto: hoy en día la traducción automática no dispone de los medios necesarios para llegar a la calidad de un texto meta emitido por un traductor humano. Muchas de las personas que utilizan un traductor automático solo lo hacen para hacerse una idea de lo que está hablando el texto origen. Muy pocos son los que se conforman con una producto realizado por un traductor automático y mucho menos si el texto meta va a servir para fines profesionales.
Además de todo lo dicho, tenemos que tener en cuenta que Internet comparte millones de textos en distintas lenguas a los cuales toda persona puede acceder. Como muchos se muestran reacios a leer un documento que no esté en su lengua o simplemente tienen dificultades de comprensión, el traductor se está convirtiendo día a día en una figura cada vez más solicitada.
Amigos traductores, es hora de que empiecen a descansar un poco los castigados tomos de diccionarios de vuestra biblioteca personal. Hoy en día la tecnología es la mejor herramienta para la traducción, hay que aprender cuanto antes a utilizarla y estar al día de los nuevos cambios y las nuevas innovaciones que ofrece. Pues como he dicho antes, la tecnología evoluciona día a día y los traductores se adaptan para poder cumplir su objetivo de forma rápida, cómoda y eficaz.

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