El oficio del traductor existe desde tiempos inmemoriales.
Este aún sigue en vigor y ha soportado los distintos cambios de las
sociedades en cada una de las etapas históricas. No ha podido ser posible si no
fuera por la adaptabilidad que ha tenido esta profesión a los nuevos tiempos.
Con esto me refiero a que la traducción ha ido adaptándose para seguir de
cerca la constante evolución de la ciencia y la tecnología.
El traductor siempre se ha servido de todas
las herramientas disponibles para lograr el correcto trasvase entre lenguas. Resulta
francamente curioso cómo en este tipo de ocupaciones el recurso utilizado para
alcanzar el producto final no es ningún
otro que el conocimiento. No existe ningún utensilio físico para traducir, las
herramientas de las que se necesitan disponer son numerosas y muy diferentes
(diccionarios, tesauros, textos paralelos, glosarios... de cualquier campo del
saber). Para tener en sus manos esta vasta cantidad de herramientas los
profesionales de la traducción deben tener acceso a la información.
Desde la antigüedad hasta a día de hoy se ha
ido recopilando todo un material en soporte físico que puede ser utilizado para
la traducción. Para conseguir la información había que desplazarse hasta
librerías o bibliotecas. En la actualidad, internet ha hecho posible la obtención de
la información sin necesidad de desplazarse. Desde cualquier punto se puede
acceder a toda una serie de datos que pueden ser utilizados desde para
encontrar un término de la lengua meta hasta para elaborar todo un glosario
terminológico. Asimismo, gracias a este nuevo y desarrollado entorno
tecnológico se han diseñado programas específicos que sirven de auxiliares para
la labor terminológica (memorias de traducción, programas de terminología…).
Para muchos, la otra cara de la moneda son los programas o plataformas de
traducción automática que insisten en desechar la traducción humana. Por
suerte, esto último no es cierto: hoy en día la traducción automática no
dispone de los medios necesarios para llegar a la calidad de un texto meta
emitido por un traductor humano. Muchas de las personas que utilizan un
traductor automático solo lo hacen para hacerse una idea de lo que está
hablando el texto origen. Muy pocos son los que se conforman con una producto
realizado por un traductor automático y mucho menos si el texto meta va a
servir para fines profesionales.
Además de todo lo dicho, tenemos que tener en
cuenta que Internet comparte millones de textos en distintas lenguas a los
cuales toda persona puede acceder. Como muchos se muestran reacios a leer un
documento que no esté en su lengua o simplemente tienen dificultades de
comprensión, el traductor se está convirtiendo día a día en una figura cada vez
más solicitada.
Amigos traductores, es hora de que empiecen a
descansar un poco los castigados tomos de diccionarios de vuestra biblioteca
personal. Hoy en día la tecnología es la mejor herramienta para la traducción,
hay que aprender cuanto antes a utilizarla y estar al día de los nuevos cambios
y las nuevas innovaciones que ofrece. Pues como he dicho antes, la tecnología
evoluciona día a día y los traductores se adaptan para poder cumplir su
objetivo de forma rápida, cómoda y eficaz.
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